Es de gran importancia que la Biblia termine con una confirmación de su veracidad. Como las palabras de la Biblia son "fieles y verdaderas" (22:6), no deben sellarse, sino proclamarse (22:10). Se debe llamar a los pecadores a responder a la advertencia de la Palabra del Dios viviente o sufrir las consecuencias. Todas las profecÃas de Apocalipsis con relación a la condenación de los pecadores se harán realidad. Esta aterradora certeza debe conducir a las personas a Jesucristo para que puedan escapar de la ira venidera (1 Ts. 1:10). . . .