Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con Ãl. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, asà como lo hacéis. (1 Tesalonicenses 5:9-11)La verdad más aleccionadora de las Escrituras es que Dios juzgará a los impÃos y los sentenciará al infierno eterno (Mt. 3:12; 13:40-42, 50; 18:8: 25:41, 46; Jn. 3:36; 5:29; Hch. 24:25; Ro. 2:5, 8; 9:22; 2 Ts. 1:9; He. 6:2; 10:26-27; 2 P. 2:9; 3:7; Ap. 14:9-11; 20:11-15; 21:8). Por otra parte, la verdad bendita para los creyentes es que no los ha puesto Dios para ira (cp. 1:10; Jn. 3:18, 36; 5:24; Ro. 5:1, 9; 8:1, 33-34). Como su naturaleza, establecida en el pasado en la salvación, y su patrón presente de obediencia, el destino futuro de las personas del dÃa les separa de las personas de la noche. Los creyentes no experimentarán la ira que Dios derramará sobre los incrédulos en el dÃa del Señor y por la eternidad en el infierno. . . .