Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18)Ser desagradecido es la esencia misma del corazón no regenerado. El apóstol Pablo identificaba a los incrédulos como desagradecidos: âPues habiendo conocido a Dios [por medio de la consciencia y le revelación general], no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecidoâ (Ro. 1:21). Pero cuando Dios regenera a un individuo produce un nuevo corazón que anhela obedecer el mandato paulino y dar gracias en todo. Esa declaración simple y directa no permite excusas de ingratitud en los creyentes. En todo (en panti) se refiere a todo lo que ocurre en la vida. No importa qué luchas, pruebas, dificultades o vicisitudes ocurran en la vida de los cristianos (con la excepción obvia de los pecados personales), deben dar gracias (Hch. 5:41; cp. Stg. 1:2-3; 1 P. 1:6-9). Por eso, el agradecimiento debe ser parte de la estructura de la vida regenerada (Sal. 136:1-3; Dn. 6:10; Ef. 5:20; Col. 3:17; He. 13:15), un fruto de gracia de la obra del EspÃritu Santo en el corazón del creyente (cp. Col. 2:7). . . .